El perdón
El perdón. No hay mayor acto de amor y generosidad. Requiere de un elevado sentido de la imperfección humana y si se consigue, te eleva a un estadio superior. Significa reconocer en uno mismo los sentimientos negativos y aceptarlos en los demás. Es la comprensión absoluta, es una sublimación emocional.
Todos hemos sido capaces de perdonar alguna vez las malas acciones de un hijo, un mal gesto de una amigo o los gritos de un padre. Y otros han debido perdonarnos a nosotros por errores conscientes o inconscientes. Ante la imperfección del ser humano, el perdón es la salvación.
El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió. – Madre Teresa de Calcuta
El que es incapaz de perdonar es incapaz de amar – Martin Luther King
Cuanto mayor es la ofensa, más difícil el perdón. Robert Ridway fue el mayor asesino en serie de Estados Unidos hasta la fecha. Apodado el asesino de Green River, fue capaz de acabar con la vida de 48 mujeres, aunque confesó haber asesinado a 71.
Robert Rule, padre de Linda Rule, una de las victimas, se dirigió a Ridway durante el juicio y esto fue lo que pasó.
Soy agnóstica, no pretendo que éste sea un artículo sobre la religión o el comportamiento de un buen cristiano. Mi intención es reflexionar sobre el perdón y las consecuencias que tiene éste en el perdonado, no en el que perdona. Robert Ridway tiene un claro perfil psicopático y por tanto el sentimiento de culpabilidad inexistente. Lo que más me llama la atención es que parece conmoverse ante el perdón del padre de una de sus victimas. Es lo que le activa en su mente enferma la conexión con la parte sana que le indica que lo que hizo estuvo mal. La bondad del señor Rule permite a Ridway mirarse en el espejo y llorar por lo que ve.